posted on 2024-06-28, 15:50authored byJ.Samuel Valenzuela, Nicolás Somma, Timothy Scully
Recent literature on the Chilean party system has noted that its characteristics changed under the impact of Pinochet's long dictatorship. The right allegedly became a tool for maintaining his regime's “legacies,” and this generated a binary pattern of electoral competition between “pro-authoritarian” and “prodemocratic” forces after the return to democracy. The literature has also stressed that levels of identification with the nation's parties have plummeted, thereby questioning the extent to which the Chilean party system is an institutionalized one. And yet all analysts acknowledge, without being able to explain, that the distribution of voter options for the main parties from one election to the next has continued to be largely stable.
But the key characteristic of an institutionalized party system is precisely the continuity of freely expressed voter choices for its principal components. As a result, the main focus of this paper is to explain the reasons for this continuity, which has even leapfrogged the dictatorship. Using historical process-tracing evidence and a new survey conducted by its authors, the paper argues that the long standing social cleavages and ideological polarities that generated the party system still influence electoral outcomes given that they created deeply ingrained political subcultures in the society. Chilean voters have always had low levels of identity with specific parties configured as they have been into a very complex multiparty system. And yet voters are well aware of which parties correspond most closely with the political subculture to which they feel the greatest sense of attachment. The paper shows, therefore, that the alledged rupturing effects of the dictatorship on the party system have been greatly overblown. And it argues, in sum, that the Chilean party system continues to be a highly institutionalized one whose morphology still reflects its long standing patterns of division.
The paper concludes with an analysis of recent changes in electoral laws. It examines the consequences of the now abolished binomial system used to allocate party representation in the lower house of congress, thereby suggesting how such representation could change in the near future. It also examines how the introduction of voluntary voting has generated a small measure of volatility to the voting results. And it discusses the reasons why, exceptionally, the Christian Democratic Party has experienced a protracted contraction of its vote.
Resumen
La literatura reciente sobre el sistema partidario chileno ha sugerido que la larga dictadura de Pinochet alteró su morfología. La derecha se convirtió en una herramienta para mantener sus “legados,” generando así una competencia electoral binaria entre fuerzas “pro-autoritarias” y “pro-democráticas” después del retorno a la democracia. La literatura también ha señalado que los niveles de identidad política con los partidos del país se han desplomado, lo cual la ha generado dudas respecto al nivel de institucionalización de su sistema partidario. Pero todos los analistas concuerdan con el hecho, sin poder explicarlo, de que la distribución de los apoyos electorales por los partidos principales se ha mantenido básicamente estable de una elección a otra.
La característica principal que configura la institucionalización de un sistema de partidos consiste, sin embargo, precisamente en la continuidad del voto libremente expresado por sus principales componentes. El principal objetivo de este artículo es, por lo tanto, el de explicar esta continuidad, que incluso se entronca con los patrones de votación anteriores a la dictadura.
Recurriendo a un análisis de filiación histórica y a una nueva encuesta dirigida por sus autores, el presente trabajo señala que los clivajes sociales y sus polaridades ideológicas largamente relacionadas—que generaron el sistema de partidos—aún influyen en determinar los resultados electorales actualmente ya que produjeron subculturas políticas claramente acrisoladas en la sociedad chilena. El sistema multipartidario del país es de una gran complejidad, y por lo mismo los electores siempre han tenido niveles bajos de identificación con partidos específicos. No obstante, igual tienen un alto sentido respecto a qué partidos se alínean más estrechamente a la subcultura por la cual sienten el mayor grado de afinidad. El artículo muestra, por lo tanto, que los supuestos efectos rupturistas de la dictadura sobre el sistema partidario han sido grandemente sobredimensionados, y argumenta, en cambio, que el sistema partidario chileno sigue teniendo una alta institucionalización cuyo origen se desprende de sus patrones divisorios largamente establecidos.
El artículo concluye con un análisis de los efectos de cambios recientes en la legislación electoral. Precisa las consecuencias sobre la representación partidaria del ya abolido sistema binominal, adelantando por lo mismo cómo esta podría cambiar. Discute además el efecto inesperado de la nueva voluntariedad del voto en producir un pequeño brote de volatilidad en los resultados electorales, y analiza las razones por las cuales, excepcionalmente, el Partido Demócrata Cristiano ha experimentado una contracción paulatina de su apoyo electoral.