posted on 2024-06-28, 15:56authored byFrancisco Weffort
Abstract
Like other Ibero-American countries, Brazil is a country whose Catholic origins would mark its cultural uniqueness for centuries to come. It was a new country, born in the wake of the great discoveries of the fifteenth and sixteenth centuries, and dependent in its first centuries on Portuguese colonizing efforts that paved the way for the modern era, similar to the other Iberian countries of America, which were dependent on Spain. Brazil was also marked by the historical vicissitudes of the late Middle Ages, by the short Renaissance experienced in the Iberian countries, and by the Counter-Reformation and long decadence of the centuries that followed. After giving the world its first glimpse of modernity, Portugal and Spain appeared for centuries to be fortresses of tradition. Fruit of a history that was divided between seduction by the past and fascination with the new, Brazilian culture still shows traces of these origins.
In more recent times we have preferred to simplify the image of that past, obeying the economic orientation that has become the dominant feature of our intellectual life and the main current of a style of thinking. Even our memory of the most distant past has been subordinated to the same one-dimensional logic of economic interest that we generally apply to present situations. Yet by relegating cultural and political passions to the margins, we are left with only a partial view of history that ignores essential aspects. This paper attempts to shed light on some of those forgotten truths.
Resumen
Como otros países iberoamericanos, Brasil es un país cuyos orígenes católicos marcarían su singularidad cultural en los siglos siguientes. Fue un país nuevo, nacido en las vísperas de los grandes descubrimientos de los siglos XV y XVI y dependiente, durante sus primeros siglos, de los esfuerzos colonizadores portugueses que prepararon el camino para la era moderna; similar a otros países ibéricos de América, que dependían de España. También Brasil fue marcado por las vicisitudes históricas de la Baja Edad Media, por el corto Renacimiento experimentado por los países ibéricos y por la Contra Reforma y la larga decadencia de los siguientes siglos. Luego de darle al mundo su primer atisbo de modernidad, Portugal y España parecieron ser, durante siglos, las fortalezas de la tradición. Fruto de una historia dividida entre la seducción del pasado y la fascinación con lo nuevo, la cultura brasileña todavía muestra trazos de estos orígenes.
En tiempos más recientes hemos preferido simplificar la imagen de este pasado, obedeciendo a la orientación económica que ha devenido la característica dominante de nuestra vida intelectual y la corriente principal de un estilo de pensamiento. Aún nuestra memoria del pasado más distante ha sido subordinada a la misma lógica unidimensional del interés económico que generalmente aplicamos a las situaciones presentes. Sin embargo, relegando a los márgenes a las pasiones políticas y culturales nos quedamos solamente con una visión parcial de la historia que ignora aspectos esenciales. Este trabajo trata de echar luz sobre alguna de estas verdades olvidadas.